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Claves para conseguir tus objetivos

De los sueños a los objetivos


Se dice que los objetivos son como “sueños con piernas”.

Mientras los sueños se mantienen en el aire, los objetivos nos invitan a bajarlos a tierra y comenzar a actuar para hacerlos realidad.


Podemos pasar toda la vida deseando algo, o podemos diseñar un camino concreto para lograrlo.

Y la diferencia está en una palabra clave: claridad.


1. Clarificá lo que querés


El primer paso para convertir un sueño en objetivo es definirlo en términos positivos.


Imagina que subís a un taxi y le decís al conductor:

“No quiero ir a un lugar con mucha gente, ni a uno muy alejado.”

El conductor te mirará confundido y seguirá preguntando:

“Entonces… ¿a dónde querés ir?”

Lo mismo ocurre con nuestros deseos: si no sabemos adónde queremos ir, será muy difícil llegar.


Por eso, el primer paso es expresar con claridad lo que queremos lograr.


2. Cuatro claves para definir un objetivo poderoso


a) Hacelo evidenciable (o medible)


Imagina el momento en que lo logres y pregúntate:

  • ¿Cómo me voy a dar cuenta de que alcancé mi objetivo?

  • ¿Qué voy a ver, sentir o notar diferente en mí o en mi entorno?


Cuanto más concreta sea tu respuesta, más fácil será reconocer tu avance.


b) Hacelo específico (o concreto)


Si tu objetivo es demasiado amplio —por ejemplo, “quiero ser más feliz”—, clarifícalo:

  • ¿Qué significa para vos ser más feliz?

  • ¿Qué verías diferente si eso ocurriera?


A mayor especificidad, mayor foco y compromiso.


c) Hacelo valioso (o significativo)


Pregúntate:

  • ¿Para qué quiero lograr esto?

  • ¿Qué me aportará a mí y a los demás?

  • ¿Qué pasaría si no lo logro?


Si no lo consideras valioso, difícilmente vas a invertir energía en conseguirlo.

Los objetivos que verdaderamente movilizan son aquellos que tienen sentido para tu vida.


d) Hacelo protagónico (o dependiente de vos)


Pregúntate:

  • ¿Qué depende de mí para conseguir esto?

  • ¿En qué me desafía este objetivo?


Cuando te enfocás en lo que sí depende de vos, recuperás poder y responsabilidad personal.


3. Los cimientos de todo logro: tus creencias


Una vez que tu objetivo está formulado de forma positiva, específica, valiosa y protagonista, hay tres creencias fundamentales que determinan si podrás alcanzarlo:


  1. Creer que es posible. Si no crees que puede suceder, tu energía no se moverá hacia eso.

  2. Creer que eres capaz. Confiar en que tenés —o podés desarrollar— los recursos necesarios para lograrlo.

  3. Creer que lo mereces. Sentir que eso que deseas es legítimo, que te corresponde y que está bien que te suceda.


Estas tres creencias —posibilidad, capacidad y merecimiento— son la base interna que sostiene cualquier meta.


4. La clave final: acción consciente y compromiso


Una vez que tenés claro lo que querés y crees en tu capacidad para lograrlo, llega el momento de actuar.


Revisa tus recursos


Identifica los recursos externos (tiempo, dinero, capacitación, apoyo) y los internos (paciencia, confianza, valentía, perseverancia) que necesitas cultivar.


Diseña tu plan de acción


Traza una secuencia de pasos alcanzables y empezá a moverte, un paso a la vez.


Cuando tu objetivo se alinea con tu momento vital —y con lo que la vida parece pedirte—, la probabilidad de que ocurra es altísima. En el camino, aparecerán desafíos que te invitarán a aprender y crecer, porque cada logro consciente es también una evolución personal.


Cierre


Al final, lo más valioso no es solo alcanzar la meta, sino quién te convertís mientras la perseguís.

Cada paso dado con conciencia es parte del éxito.


Te deseo claridad, confianza y propósito en cada uno de tus próximos objetivos.

 
 
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