top of page

Alfabetización emocional

¿Qué es la alfabetización emocional?


La alfabetización emocional es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones. Significa aprender a “leerlas”, entender el mensaje que traen y descubrir a qué nos invitan.


Cuando nos alfabetizamos emocionalmente, dejamos de luchar contra lo que sentimos y empezamos a usar esa energía a nuestro favor, alcanzando mayor equilibrio y bienestar.


Sin este aprendizaje, muchas veces negamos, reprimimos o desbordamos nuestras emociones. Creemos que “nos juegan en contra”, cuando en realidad pueden ser mensajeras valiosas de lo que necesitamos atender.


¿Para qué están las emociones?


Las emociones tienen una función vital y una función evolutiva:


  1. Sobrevivir. El miedo, por ejemplo, nos permite protegernos. Si la especie humana nunca hubiera sentido miedo, probablemente no existiría.

  2. Conocernos y decidir mejor. Las emociones también nos ayudan a conectarnos con nuestros valores y a tomar decisiones en armonía con nuestra mente racional.


En síntesis: las emociones son brújulas internas. Si aprendemos a interpretarlas, nos muestran qué es importante para nosotros y dónde necesitamos actuar o cuidar.


Emociones y valores: lo que sentimos revela lo que valoramos


“Dime qué sientes y te diré qué valoras.”


Lo que valoramos en la vida —la salud, la familia, la libertad, el logro, la estabilidad— se refleja en nuestras emociones.


  • Cuando aquello que valoramos está presente, sentimos placer, alegría o satisfacción.

  • Cuando no está presente o se ve amenazado, sentimos emociones como miedo, enojo o tristeza.


Por eso, alfabetizarnos emocionalmente es aprender a vincular lo que sentimos con nuestros valores más profundos.


Dos emociones desafiantes: miedo y enojo


Cuando sentimos miedo


El miedo es una emoción de alerta. Su mensaje es: “Algo que valoras está en peligro.”


Pregúntate:

  • ¿Qué me preocupa?

  • ¿Qué siento que está en riesgo?

  • ¿Qué puedo hacer —que dependa de mí— para cuidarlo?


El miedo nos invita a protegernos y prepararnos.

Cuando lo gestionamos con consciencia, se convierte en un aliado previsor y protector, en lugar de un obstáculo paralizante.


Cuando sentimos enojo


El enojo surge cuando algo que valoramos no ocurre como esperábamos.

Se activa frente a la frustración de una expectativa.


Por ejemplo:

Esperas que tu hija ordene su cuarto y no lo hace. Te enojas, no por el desorden, sino porque valoras la responsabilidad y querés que ella la desarrolle.


El enojo, entonces, te muestra una brecha entre lo que esperas y la realidad.

La clave está en revisar tus expectativas:

  • ¿Son realistas o ideales?

  • ¿Dependen de vos o de otro?


Cuando las expectativas no son realistas, el enojo nos invita a aceptar y soltar.

Cuando sí lo son, el enojo se convierte en energía para actuar y poner límites con firmeza y respeto.


“No es la emoción en sí lo que perturba, sino el no saber aún cómo utilizar la información que transmite.”  — Norberto Levy

Aprender a gestionar las emociones es un camino de conciencia


La alfabetización emocional nos permite vivir con más serenidad y autenticidad.

Nos ayuda a transformar cada emoción —por intensa o incómoda que sea— en una oportunidad para conocernos mejor, cuidar nuestros valores y fortalecer nuestras relaciones.

 
 
bottom of page